Tan hermoso de escuchar y tan complejo de aplicar.

Sea por la composición de mi carta natal, por mis experiencias de vida, por la familia, amigos y contexto en el que me crié, o por lo que sea, comprendí que dos de las palabras que más me resuenan son, justamente, amor y libertad.
Teniendo una tendencia natural a buscar el equilibrio y la diplomacia en cada aspecto de mi vida, muchas veces me encontré con la contradicción entre las mismas. Que difícil salir de los conceptos que tenemos tan arraigados en el inconsciente ¿no?
Si bien cuando hablo del amor busco contemplarlo en todos sus aspectos, en este caso voy a dirigirlo más a los vínculos en sí mismos.
Las relaciones, a mi entender, son espejos, reflejos, oportunidades para identificar que heridas, sobre todo relacionadas con el rechazo y el abandono, debemos sanar. Son los mecanismos de evolución y transformación que nos permiten crecer y aprender, gracias y a través de un otrx. Nos conocemos a nosotrxs mismxs a la vez que compartimos con otrx, que también está haciendo el mismo trabajo.
Tenemos tantos sentimientos y emociones que no sabemos que hacer con ellos. No sabemos como expresarlos, como manifestarlos, no sabemos cómo compartirlos, tenemos miedo a que caigan mal, incluso, pensamos que hay cosas que "mejor no sentir". Lo principal es comprender que, cada uno es responsable de lo que siente y piensa. Imaginar lo que las demás personas pueden llegar a sentir o pensar es irreal, la única forma de saberlo, es preguntando, es dándoles el espacio a que se expresen, y escucharlas.
De las cosas más difíciles y sanadoras que he descubierto, es el poder de no tomarme las cosas personales. Nuestra vida es dentro de nuestra cabeza, tenemos tanta información que va y viene, pensamos tantas cosas por segundo, que es claro entender que lo que el otrx haga o diga va a tener alguna relación directa con lo que anda en nuestra mente. Porque es hacia donde estamos dirigiendo nuestra atención. Pero la realidad es que la otra persona, está en la misma, que no tiene idea que pensamientos, emociones, sensaciones andan en nuestro cuerpo y mente, con suerte reconoce las suyas. Por lo tanto, no tomarnos las cosas personales es la ley primera. Segundo sería, la honestidad, con nosotrxs mismxs y con los demás. El no asumir u omitir cosas no es mentirle al otrx, es mentirnos a nosotrxs mismxs. Y esto es tan simple por el hecho de que, en realidad nadie más, además de nosotrxs, está en nuestra cabeza, a nadie más le interesa resolver lo que siento o pienso, que a mí mismx. Es por esto que, la responsabilidad es nuestra y de nadie más, no podemos, ni debemos, adjudicársela a nadie externo, cada unx debe hacer su propio trabajo.
Recién después de comprender eso, fue que empecé a encontrar una sutil relación entre la libertad y el amor. El amor debe empezar en mí, algo bastante trillado tal vez, debo amarme a mí mismo para amar a los demás, pero muy acertado también. ¿Si yo no tomo resposabilidad sobre mi mundo emocional, sobre mis reacciones y acciones, como voy a esperar que los otrxs me comprendan, acepten y sobre todo, cumplan mis expectativas y necesidades? Comprender las relaciones, los vínculos como un mecanismo para conocernos a nosotrxs mismxs es clave para no aferrarnos a nada ni nadie. Practicar el desapego, amar y disfrutar el tiempo de calidad, presente, y soltar agradeciendo lo vivido, sin expectativas ni deseos obsesivos de gula, de querer más de lo que la vida nos ofrece, es vital hoy en día para mí.
Comprender que la vida tiene su propio ritmo, que hay cosas que no podemos ni debemos controlar, que todo llega y se va cuando cumple su ciclo, que lo más lindo del sentir es sorprendernos cuando la vida dispone y responde a nuestras necesidades, y lo más difícil es soltar, dejar ir aquello que nos trajo tanta felicidad y goce, pero siempre confiando en que todo va en aumento, que cada cosa que, viene y se va, será mejor que la anterior. Así mismo, cuánto más practico y me disciplino en dar y recibir, soltar y atraer, más liviano y presente vivo. Aprendo a disfrutar de las cosas en sí mismas en el momento en el que están, no pensando en cómo me sentía cuando no las tenía o cómo creo que lo haré cuando se vayan. ESTAR PRESENTE, AQUÍ Y AHORA, mientras existen.
Con las relaciones pasa lo mismo. Es importantísimo ser conscientes de lo que cada vínculo nos aporta y refleja. Qué heridas de rechazo, de no merecimiento, de abandono son aquellas que debemos sanar, qué es ese miedo que se desprende de ese amor, qué es esa ansiedad, ese nerviosismo que surge al momento de pensar en no tener más a esa persona al lado. Observar esto es hacernos responsables de nostrxs mismxs y de nuestros vínculos. Cuidarnos, cuidarlos y que nos cuiden.
Así mismo, aprendemos a no querer controlar la vida de los otrxs, a liberar esa ilusión que tenemos de quienes creemos que son o deben ser los demás. Nadie viene a esta vida a cumplir tus deseos o necesidades, nadie viene a sanarte, a tapar tus vacios emocionales ni a decirte cómo deberías vivir tu vida, nadie además de vos mismx, claro...
El amor nace desde el corazón y se siente en todo el cuerpo, es una necesidad biológica, orgánica. El deseo en cambio, es mental, es obsesivo, controlador y ciego. El verdadero amor trasciende al ego, trasciende ese miedo imaginario de creer que nuestra vida perdería total sentido sin la presencia del otro ser. Que gracias a que apareció x persona en nuestra vida, todo mejoró, que nosotrxs no tuvimos, ni tenemos nada que ver, eso además de ser ilusorio, es egoísta. Porque no estamos contemplando a la otra persona en sí misma, sino que la estamos poniendo en un pedestal imaginario, del cual se desprenden un montón de expectativas, las cuales sólo existen en nuestra mente y hasta de manera inconsciente. Abriendo camino a una futura desilución, frustración, enojo, rechazo, etc. Llegamos a creer que lo que haya dicho o hecho fue para dañarnos, que no le importaron nuestras necesidades, nuestros sentimientos, hasta podemos llegar a pensar que "no nos amaba lo suficiente, por eso nos lastimó." Cuando la realidad es que nosotrxs nunca amamos a esa persona en sí misma tampoco, amábamos la ilusión que nos habíamos creado, y eso es lo que más duele; la desilución con nosotrxs mismxs.
Esto muchas veces es lo que destruye por completo las relaciones. Podemos vivir cosas hermosas con una persona pero cuando ésta hace o dice algo que toca una fibra interna, reaccionamos, nos alejamos, nos duele y atacamos, poniendo la responsabilidad en el otro por "habernos hecho sentir así", en lugar de hacer lo que se debe, mirar para adentro y reconocer qué y de dónde viene ese antiguo y viejo dolor. Así es que, muchas relaciones amorosas pasan del amor al odio, terminan recordándose con rencor, con furia, cuando en verdad, todo eso es un reflejo a heridas que aún no hemos sanado internamente en nosotrxs.
En conclusión:
- el amor y la libertad no son dos cosas opuestas, ni contrarias, sino parte de lo mismo. - ni una libertad extrema es positiva ni un amor posesivo. - toda crisis que surja en un vínculo es una oportunidad para observar tu mundo interior, para que te conozcas un poco más; la otra persona viene a ayudarte a observarlo, pero no es la responsable; tú sí.
- se puede y se deben tener diferentes relaciones para poder observar y conocer diversos aspectos de nuestro ser.
- el amor no es obsesivo ni egoísta.
- nadie viene a salvarte de nada ni a arreglar tu vida, no le adjudiquemos responsabilidades y expectativas imaginarias a los demás.
- aprendamos a contemplar y a amar a los demás desde lo que tienen para dar, sin pedir ni exigir más.
- debemos aprender a fluír con la mutación de cada relación, amar y acompañar cada fase. Comprendiendo que siempre van a ir modificándose ya que, somos nosotrxs quienes cambiamos continuamente, por lo que es lógico que nuestras necesidades e intereses vayan transformándose también.
- no debemos sentirnos culpables tampoco por mostrarnos tal cual somos, por tener diferentes necesidades que otrxs, por actuar y sentir distinto. No debemos hacer el trabajo personal por nadie externo a nosotrxs. No nos tomemos las cosas personales, nadie puede saber que anda en nuestra cabeza, que sentimos, que necesitamos si no somos clarxs al momento de expresarnos.
- venimos solxs y nos vamos solxs. Aprendamos a amarnos y cuidarnos, primero a nosotrxs y después al resto, así aprenderemos a pedir lo que necesitamos y recibir solamente aquello que creemos merecer.
- amor libre, responsable y honesto. Amor propio, no amor obsesivo ni egoísta. Orgullo personal, autoestima, humildad y compasión.
Si sientes que no eres feliz, que lo que deseabas antes ya no te satisface o ya no es lo que necesitás, esto puede querer decirte que, es momento de buscar la felicidad en otro lugar, que tal vez estás buscándolo en el lugar incorrecto.- Pablo Flores.
Gracias. Feliz vida y libertad emocional amorosa.