EMOCIONAL
Cómo me cuesta escribir este post.
(Incluso empecé con minúscula y seguí con mayúscula, lo borré y volví a empezar. Para mi mente era un error y no lo podía tolerar.)
Pienso en, "qué bueno que se puede volver atrás y corregirlo, es una computadora, un aparato sin más. Ojalá eso se pudiera en la vida "real"."
Tiendo a pensar en esto muchas veces, a pesar de llegar siempre a la misma conclusión: "aunque pudiera volver el tiempo atrás, haría todo exactamente igual; no me arrepiento de nada y honro cada situación que me trajo hasta acá."
Vivo para vivir, me aventuro a lo nuevo y a lo desconocido porque me genera un vértigo del cuál no me quiero alejar. Ya no se sienten como miedos que me impiden avanzar, sino más bien todo lo contrario, son cosquillas en la panza que me motivan a profundizar. O volar, pensándolo mejor en realidad.
Es más una sensación de tranquilidad que de oscuridad.
Cuando pienso en el término "profundo", mi cuerpo al instante se pone alerta y siente querer escapar. Cuando pienso en "volar", mis hombros se relajan y mis ojos se cierran junto con un coordinado "inhalar-exhalar".
Es por esta sensación corporal que me tocó aprender que, volar no siempre es agradable y que profundizar no siempre es algo a evitar.
Como todo en la vida, la clave está en: el equilibrio encontrar.
Así como esta paradoja existe por ahí, también existe en el arte de amar y perdonar.
Desde pequeños nos enseñan a disculparnos cuando "nos portamos mal", es un momento incómodo, dónde ya sea mamá, papá o alguna figura de autoridad, se nos reconoce "un error" y con firmeza se nos dice cómo debemos actuar.
"Andá y disculpate. Pedile perdón." Es casi una imposición y una invalidación a nuestra auténtica reacción.
Nos instan a corregir nuestra acción, lo que genera en un niño, mucha confusión.
Recordemos que el niño aún está en blanco, no conoce las reglas "del mundo", apenas las de su "entorno familiar."
Es en nuestros primeros años donde los sentimientos de vergüenza, miedo a ser retados por cometer un "error", la sensación de no ser buenos, de no ser suficientes, de ser rechazados, de ser juzgados negativamente, entre otras, empiezan a tomar volumen.
Nuestra personalidad se empieza a forjar. Crecemos en un entorno en el cual no podemos casi que participar.
Queremos tomar decisiones, pero los adultos parecen no escuchar, dicen saber qué es lo correcto nos mandar a callar. Nos limitamos a seguir observando y sacando conclusiones para sobrevivir y adaptarnos a esta "realidad".
Poco a poco nos hacemos adolescentes, las hormonas se empiezan a alborotar, la rebeldía aparece en nuestro espejo y nos insta a salir al mundo y buscar nuestro lugar.
Infinitas son las emociones que sentimos en esta fase, nuevamente, romper con todos nuestros miedos, atrevernos a amar, a querer conocer el mundo sin importar cuánto pueda doler, imparables y enfocados, buscamos desesperadamente salir de nuestro caparazón y encontrar personas que nos permitan: ser quién soy.
Me atrevo a decir que, para mí "ser adulta" no se trata de tener una casa, un perro o una televisión, sino de aprender a soltar con amor el entorno de cuando era chiquita, y hacerme responsable de crear y cuidar el que tengo hoy.
Entender que, ese primer entorno quizás no fue el mejor, no fue el ideal, y muchas veces la pasé mal., es lo que me permite liberarme y avanzar.
Existe en nuestra mente, un gran talento de nuestro ego, la tendencia a idealizar lo que en un futuro o pasado podría haber sido o ser mejor. Esa ilusión nos quita del presente, del poder contemplar lo que sí es y cómo navegar en él.
Esa resistencia a aceptar las cosas tal cual son, sin nuestras expectativas o "verdades absolutas de cómo creemos que el mundo debe ser y comportarse", es lo que nos aleja de la paz, la abundancia y la sincronía.
Es preciso que comprendamos que, quienes no pudieron ver o fomentar nuestro verdadero brillo interior , no fue por malos o por falta de amor, sino porque simplemente "uno no puede dar lo que no tiene."
Así mismo, reconocer que fueron CLAVE para que hoy puedas reconocerte y valerte por lo que sos.
Aprender a amar es la misión en la cual todos nos elegimos embarcar. Nadie la tiene clara, nadie sabe cuál es la "mejor manera de vivir". Damos consejos deliberadamente, escuchamos a otros con total admiración, incorporando ideas ajenas y registrándolas como propias, hasta nos enojamos cuando otros las niegan o rechazan.
Las heridas se vuelven a abrir, las sentimos, ,reaccionamos desde el dolor, desde la incomodidad de esa sensación, a la cuál nunca le pusimos atención, esa que simplemente se activa y lo único que importa es dejar de sentirla, no de encontrar su raíz para sacarla con ternura.
Hace unas semanas que vengo aconsejando a otros como "cómo vincularse sanamente con sus amigos, parejas o hasta familias", no porque sea una experta, en lo más mínimo, sino porque a mí también me tocaba aprender una importante lección.
En diferentes circunstancias las personas se me han acercado a compartirme sus historias y por alguna extraña razón parecía interesarles mi opinión.
Claro es (para mí), que sentirme escuchada y aceptada, me haga sentir valorada y aumente mi autoestima, mejorando mi propia concepción, aquella que tenía de mí misma.
De esta manera entendí que me sentía protegida y segura; dos sentimientos que automáticamente me traen el concepto de "hogar".
Una palabra tan simple de la cual podría escribir horas sin parar, más no es el fin de este post.
Despúes de toda esta super introducción, me atrevo a decirte que todo esto lo escribí para vos.
O para mí, aún no lo sé... es que somos tan iguales y a la vez no, que me cuesta admitir que la primera persona que se me viene a la mente cuando pienso en "hogar" sos vos. Un amor tan puro, tan inmenso, del cual toda la vida me quise distanciar, aunque me aterra pensar en que un día no es´tes más, hoy desde la distancia, te escribo a vos: mamá.
Me ha llevado 28 años y mucho trabajo personal, el poder estar acá, admitiendo con palabras que siempre aprender de este vínculo fue mi norte para sanar.
Toda la vida me dijeron "sos igualita a tu mamá", es cómico observar cómo, hasta el día de hoy, a mí eso me parece molestar, remarcando mi rebeldía y el quererme diferenciar. Así como a su vez, a vos parece causarte entre ternura, orgullo y felicidad, lo cuál disfrazas con una sonrisa y rápidamente agregas: "no le gusta que le digan eso." haciendo referencia a que me ves y me reconoces, aunque me duele contradecirte, te equivocás.
Es para mí un verdadero placer, que me vean en vos, que me identifiquen con vos. Sos la persona que más amo y a la vez a la que pensar en decepcionar me genera terror.
Es paradójico cómo el amar tanto puede sentirse incómodo, confuso o hasta hacernos reaccionar de forma totalmente contradictoria.
Entiendo que es naturalmente humano, que aprendemos de "equilibrio" solamente si conocemos los dos extremos, y como seres duales vamos de uno a otro constantemente. Es orgánico, es parte del verdadero camino hacia el dominio del arte de amar. Totalmente diferente al concepto mental y arcoíris que tiene nuestra mente, o al menos la mía.
Hoy puedo sentir cómo el "estar negándome" al inmenso amor que me regalaste toda la vida, y seguís haciendo constantemente, me estaba limitando a amarme a mí misma, y por ente, amar a todo y todos los demás.
Y esta reflexión concluyó con una simple palabra: PERDÓN.
Te pido perdon a vos ma, por haberte exigido que me vieras de una manera en la cuál yo tampoco te estaba viendo a vos.
Te pido perdón porque te idealicé por mucho tiempo.
Te pido perdón por las veces que no pude tolerar tus "errores".
Te pido perdón por todas las veces que supuse "cómo deberías haber actuado" y cómo me enojé cuando no lo hiciste.
Te pido perdón por las veces que te insulté cuando me ponías un límite o me decías que no.
Te pido perdón por haber creído en algún momento que no me amabas o apoyabas lo suficiente.
Te pido perdón por si alguna vez te hice sentir que tus consejos, tu escucha y tu mirada no eran valiosos o importantes.
Te pido perdón por no haber tenido la valentía de decirte antes que, te amo tanto que me aterra ser yo.
Mi lucha interna es una constante entre "quién soy" y "el sueño de ser tan inmensa como vos."
Gracias por tu amor, honro tu presencia, tu maestría y prometo dar lo mejor, con el objetivo de lograr ser cada día, una mejor versión de mí.
Sos mi mayor competencia e inspiración.
A modo de cierre, me pido perdón a mí, por las veces que no confié en mis sueños, instintos o intuición, por miedo a no querer separarme mucho de mi rebaño, o al menos de esa ilusión.
Me pido perdón por todas las veces que fallé, que no me prioricé, que puse las necesidades de otros delante de las mías, (entendiendo que como mamá siempre hacía eso por mí, yo debía hacerlo con los demás).
Me pido perdón por las veces que materné a otros creyendo que eso era amar.
Me pido perdón por mi impaciencia y por esos sentimientos de insuficiencia, que crecieron en mi infancia y poco a poco voy pudiendo desconfigurar.
Soltar las expectativas del ego, aceptar que la vida, especialmente las personas, no son según mi conveniencia, sino que simplemente son, entender que antes de pedir debo dar, son algunos de los higlights que me acercaron al verdadero sentimiento del PERDÓN.
Pedir perdón hoy para mí tiene un significado totalmente diferente. No es ir en contra de mis sentimientos o reacciones, como había entendido de chiquita, sino todo lo contrario, es verme de frente con la pregunta "'¿por qué no estoy pudiendo avanzar?", entendiendo que el avance es orgánico, "qué es lo que está deteniendo mi crecimiento personal?", muchas veces suelen ser simplemente pensamientos, creencias limitantes, AIRE.
Y el perdón sirve como un mágico soplo de amor que hace que todas esas nubes, que me impiden ver el horizonte con claridad, sigan su recorrido.
Es realmente un acto de amor, porque es rendirme ante lo que mi propia mente, mi ego, me dice que debería ser, es ir en contra de mi PROPIA ILUSIÓN, la desilusión más grande y más dolorosa: la de uno mismo (la soberbia...)
Es increíble cómo me siento al estar terminando este post, empecé muy conmovida, llorando por amor. Esa fue la paradoja que me hizo sentarme y poner orden a todas esas emociones que burbujeaban en mi interior.
Necesitaba expresar todo esto de una vez por todas. Me estaba consumiendo, me estaba limitando a sentir amor.
Gracias madre por serme de tanta inspiración, por haberme enseñado tanto sobre el amor, especialmente a aceptar y epdir perdón.
Espero que papá no se ponga celoso y pronto pueda también escribirle desde el corazón.
Los honro en cada momento, los acepto tal cual son, se que hicieron lo que pudieron, especialmente nunca me dejaron de dar amor, es por eso que invoco toda mi humildad para poder verlos como son, dos personas que hicieron todo con amor, convirtieron una simple casa en un hogar y combinaron diferentes personas en una familia ejemplar.
Me motiva seguir sus pasos, aunque con toda sinceridad les voy a contar: voy a seguir mi intuición y caminar en mi propia dirección.
Perdón si me equivoco, perdón si no lo pueden visualizar, espero que siempre recuerden que me enseñaron a volar, soy la mezcla perfecta entre ustedes dos, ya se pueden despreocupar.
Perdón y gracias, los amo hasta la infinidad.
Me gusta