Que difícil escribir sobre la esperanza, la fe, la fuerza de voluntad, el optimismo cuando vienen siendo días donde, todo lo que existió en mi mente, fue todo, menos alguno de esos sentimientos.
Vienen siendo días movilizadores, donde mi cuerpo me pedía quedarme en casa, no tenía energía para salir, no quería ver a nadie, sólo sentía la necesidad de estar quieta y meditar. Tuve muchos sueños interesantes en las noches, que me permitieron entender muchas cuestiones que había, por alguna razón, guardado con llave en mi inconsciente.
Esta reconexión conmigo misma me llevó a lugares y recuerdos que había dejado de lado, que les había sacado importancia, que ya no eran mi prioridad en mi día a día. Muchos pueden pensar que la pasé mal, porque me permití llorar, estar sola, transitar mis emociones, mal humores y frustraciones, pero la realidad es que lo disfruté muchísimo. Gracias a todo eso, y no lo digo desde un falso positivismo de "querer verle el lado bueno a todo", sino porque, pude ver claramente que me estaba desviando de mis objetivos personales, de a poquito me estaba olvidando de mis sueños.
Muchas veces, entramos en la rosca del día a día, de las cosas que hacen y quieren los demás, que es inevitable contagiarnos e influenciarnos, pero entendí que es vital tomarnos unos días o ratos de retiro, para identificar hasta que punto lo que procesamos durante el día, son cosas nuestras, de nuestro ser o son de los demás. En lo personal, me sentía muy desconectada de mi misma hace ya un tiempo. Sentía que quería cambios, que quería hacer cosas, quería dejar cosas, pero no sabía qué de qué. Todo el tiempo queriendo empezar algo nuevo, y dejándolo por la mitad, y casi sin cuestionarme qué estaba haciendo, o más que nada, para qué..
Sentía mi cuerpo muy cargado, pesado, tenía ansiedad bucal, muchas cosas para decir, pero mucha frustración al no poder manifestar algo concreto, me ahogaba en mis propias ideas y cuestiones. Gracias a un trabajo interno que vengo realizando hace ya bastantes años, puedo agradecerme y felicitarme por haber comprendido que necesitaba tiempo de soledad, o mejor dicho, tiempo conmigo misma. Que mi energía estaba siendo mal redirigida, directamente, estaba siendo dirigida a diferentes lugares y de manera poco efectiva. Es más, ni sabía qué energía estaba emanando, hacia dónde, ni de qué manera.
Al conectarme nuevamente con mi espiritualidad, gané claridad en muchos aspectos que me tenían más confundida de lo que pensaba.
En primer punto me agradecí por volver a ese lugar interior donde todo está en paz, donde todo está bien. Donde existe una inmensidad de oportunidades, de mensajes claros, de unidad con el todo y donde logro incrementar mis sentimientos de amor propio y empoderamiento personal. Segundo, pude recordar la importancia que tiene nuestra energía y el ser conscientes de ella. Muchos podrán no manejar el mismo vocabulario, o "creer" más o menos en ella, pero por favor, que opine, únicamente, el que lo ha experimentado con anterioridad y puede hablarme desde la experiencia personal. En tercer punto, me vi irritada con la negatividad que existe en el exterior. Tenemos la increíble habilidad de hablar y comunicarnos, y lo hacemos de maneras tan inconscientes, irresponsables e ignorantes que me colapsó. Pude notar cómo muchas personas a mi al rededor no paraban de quejarse de las cosas que les faltaban, de lo que aún no tenían, de lo mal que les iba en tal área, etc. En lugar de ser agradecidos por todo lo que sí tienen, de utilizar palabras positivas, amorosas, y no de queja. El conflicto que encuentro en eso es que, si bien no estoy diciendo que esté mal reconocer cuando estamos inconformes con una situación o expresar lo que no nos agrada, debemos tener cuidado de qué manera y en qué medida nos expresamos. Porque las palabras tienen una vibración, son energía, y debemos ser responsables de todo aquello que sale de nuestra boca, de todo aquello que emanamos. Primero porque sale y vuelve a nosotros mismos, y segundo porque nadie tiene por qué cargar con las densidades ajenas.
Es agotador estar constantemente en un papel de víctima y de inconformidad con la vida. La vida es hermosa, nos da absolutamente todo lo que le pedimos, tal vez no de la forma que tu ego quiere, pero sí todo lo que necesitás, y si observamos detalladamente, siempre lo hace en abundancia, sea para bien o para mal. Atenti ahí.
En fin, me permití una semana de detox energético donde pude liberarme de miedos y limitaciones que ni siquiera eran mías, pero que por alguna razón diferentes personas me habían compartido y yo había absorbido como propias. Aclaro, no estoy acusando ni culpando a nadie, yo misma fui quien elegí absorber determinadas cosas, que hoy me ayudaron a comprender muchas otras que necesitaba observar, pero sin olvidar la importancia de tomarme el tiempo para discriminar con qué quedarme y con qué no.
Tenemos el derecho a expresarnos como queremos, sí. Pero intentemos ser un poco menos egoístas y pensemos en lo que le estamos dejando al otro también. Qué palabras salen de tu boca? Qué le dejás a los demás? Insultos? Palabras motivadoras? Quejas? Inseguridades? Confianza en sí mismos?
El otro no tiene por qué cargar con nuestras inconformidades, no digo tampoco que no pidamos ayuda cuando lo necesitamos, todo lo contrario. Pero sí que seamos responsables, que maduremos emocionalmente y entendamos que sólo nosotros mismos podemos y debemos transitar y transformar determinadas emociones, pensamientos y situaciones. El resto no tiene por qué participar. Existe esa tendencia a vomitar todo lo que nos pasa con intención de "sacarlo del cuerpo", pero escupiéndolo, queriéndolo eliminar no hace que desaparezca, sólo genera una separación que solamente se cura con la integración y aceptación del mismo. Así que, cuánto más lo alejamos, lo rechazamos, más trabajo nos va a implicar el día de mañana cuando queramos reconciliarnos, entendiendo que es la única forma de liberarlo.
Mi humilde recomendación, y mi auto-recuerdo:
- todo lo que sentís está bien - no te odies, no te rechaces, date un tiempo para escucharte, para ver qué te está pasando, que estás necesitando incorporar y/o soltar
- amate, escuchate, tenete paciencia, compasión y empatía
- todo lo que das a los demás, también tenés derecho a regalártelo a vos mism@. Vos también merecés amor, paciencia y tolerancia, un abrazo y unas palabras alentadoras.
- no estás sol@ nunca, tu compañía es cotizada, valorala vos primero, después elegí a quién se la compartís y en qué medida
- soñá en grande, animate a seguir tus deseos, tu corazón, a ser vos mism@, el mundo está esperando que dejes esa piel de niñ@ caprichos@, que madures tus emociones y puedas salir al mundo a mostrar todo lo hermoso y único que te identifica. - madurar nuestro mundo emocional implica hacernos cargo de la energía que emanamos y la que integramos, nunca perdemos el poder de decisión. Decirnos que hay cosas que no podemos elegir es otra excusa más del ego para no hacerse cargo como merece. Escuchate atentamente, y vas a reconocer, con claridad, que siempre estamos eligiendo absolutamente todo.. - el hecho de aprender a reconocer nuestro mundo interno, emocional y espiritual, será haber aprendido a manejar un auto de última generación, entender cómo y para qué utilizar cada botón, imaginate todo lo que podrías llegar a hacer..
- seamos responsables, dejemos el ego lleno de miedos, limitaciones, perezas, etc, y hagamos el trabajo que se nos pide. HACERNOS CARGO DE NUESTRAS EMOCIONES PARA EVITAR REACCIONES AGRESIVAS, INCONTROLABLES, Y PROYECCIONES DE CULPA E INCONFORMIDAD HACIA EL EXTERIOR.
El otro no "te hace" nada, uno es quién tiene la capacidad, poder y responsabilidad de percibir y ser afectado, o no, según lo que el otro decida hacer, o no, con su vida. Nada del exterior puede dañarte o afectarte si tú no lo permites.
Gracias y buena y responsable vida emocional y espiritual. La abundancia está a la vuelta de la esquina.
