Todos nos vemos constantemente buscando la libertad, queriendo ser libres de una vez por todas. Un niño piensa, cuando crezca y al fin deje de obedecer a mis padres, voy a ser libre. Pero ¿qué es ser libre? ¿Ser libre es no estar preso? Cuando uno está en prisión no tiene opciones, en cambio cuando uno es libre tiene infinitas. La libertad nos obliga a elegir, bastante paradójico, La libertad es mucho más de lo que creemos. Hay que estar listos para ser libres, porque lo podemos conseguir, Ser libre nos llena de miedos; angustia tanto tenerla como no tenerla. Ser libre es tener la libertad de movernos entre algunos límites. Y libertad es mucho más que elegir, es hacernos cargo de esa elección, es ser responsables. Es más fácil hacerle caso a alguien más que a nosotros mismos, porque ser libre es hacernos cargo. ¿Alguna vez te preguntaste quién te gustaría ser? ¿Realmente te gustaría elegir? ¿Vas a hacerte cargo de lo que elijas? Aunque no quieras, aunque no lo sepas, siempre estamos eligiendo. Estamos condenados a ser libres. Ser libre es ser esclavo de las consecuencias de tu elección. Otra paradoja. Y hacerte cargo de las consecuencias de tus acciones, te vuelve a liberar. Todos buscamos la libertad, habrá que hacerse cargo de lo que hicimos, lo que hacemos y de lo que vamos a hacer y tener así una vida condenadamente libre y plena de sentido.
A veces pedir perdón no parece suficiente para todo lo que hicimos, algunos dirán que fuimos simples victimas, pero uno sabe que no tiene la inocencia del inocente. Despertar, abrir los ojos, hacernos responsables, nos libera y a la vez nos hace caer al vacío. La vida se torna diferente, más clara, más real, se siente como un vaivén de sombras y luces. La libertad de poder cambiar se vuelve insoportable. Es como si nos quemara las manos y no sabemos que hacer con ella, tanto que mirarnos a un espejo resulta desagradable. Poder soltar aquello de lo cual nos aferramos tanto tiempo y con tantas ganas es una gran liberación, pero también nos hace volar demasiado lejos, no sentimos que podamos apoyarnos en nada ni en nadie, nos hace sentirnos solos. Habernos liberado de la mentira en la que vivíamos parece habernos encerrado en una prisión mucho más pequeña, la cual nos enfrenta a nosotros mismos. Nosotros mismos somos nuestra peor pesadilla. No sabemos que hacer con tanta libertad, sentimos tanto odio y dolor que no creemos ser capaces de transformarlo en nada bueno. Es la gran paradoja de la agorafobia, el miedo a los espacios abiertos, luminosos y llenos de aire. Parece casi imposible o ilógico como alguien puede tenerle miedo a un espacio así, pero al fin y a cuentas todos lo hacemos. A medida que crecemos nuestras mentes comienzan a llenarse de limitaciones sociales, mentales, personales, etc. Nos crea una mentalidad, una realidad estrecha, repleta de límites, un sótano oscuro, pero allí es donde aprendemos a sentirnos seguros. Pero toda esta nueva revelación, esta liberación, nos obliga a salir de ese sótano, de ese lugar en donde nos sentíamos tan cómodos y tranquilos. La luz nos ciega, nos encandila, nos libera, nos hace recuperar nuestra identidad, y esto duele muchísimo. Recuperamos una libertad que no sabemos como manejar, nunca lo aprendimos, nadie nunca nos enseñó cómo manejarla, ni siquiera creíamos que existía. Se vuelve una situación insoportable y parece insostenible, pero la realidad es que la liberación de nuestros fantasmas, de nuestras limitaciones no es más que el dejar ir todo lo que nos consumía por dentro y no sabíamos que existía. Es liberarnos de todo aquello que se estaba pudriendo adentro, que nunca antes habíamos tenido el valor de sacar. El proceso duele, pero es necesario. El dolor que ésto significa es proporcional al dolor que nos causa tenerlo adentro y que no somos conscientes de reconocer. Sacarlo no sólo nos libera, sino que nos transforma y nos sana. Ser libres nos enfrenta ante la responsabilidad de tomar acción sobre las consecuencias de nuestros actos. No nos permite culpar a nadie, ni siquiera a nosotros mismos, nos obliga a dejar ir y avanzar. Nos obliga a transitar por el oscuro y doloroso camino hacia la libertad. Es la propia luz al final del túnel la que nos empuja a seguir. La libertad nos obliga a ser libres.
Y vos ¿estás listo para ser libre?
Malditos sentimientos, ¿quién los comprendiera?
Son como un cuadro abstracto que no puede entenderlo cualquiera
Muchos dicen saber quien soy tan solo con verme
Y yo llevo toda una vida intentando conocerme
Ya desde niño sentía las cosas intensamente
Me enamoré inocentemente y lloré tantas veces
Arriesgué mi vida por amigos y por gente
Que hace años que no veo por estupideces
He roto promesas que para mí eran importantes
Porque dejé de sentir las cosas igual que antes
¿Cómo pude querer tanto y herir a esa persona?
A veces, me siento un idiota porque el corazón no razona
Siento cambios bruscos, ahora ahora hace sol y ahora llueve
Y eso que dicen que la regla es cosa de mujeres, ha
Mi estómago parece una montaña rusa
Sentimientos que se cruzan y crean una realidad difusa
Y aunque suene a excusa, soy humano
Hoy me quedo con lo bueno y aunque duela, pues aprendo de lo malo
Hermanos que me traicionaron por una noche de placer
Cicatrices que me recuerdan, cómo no quiero ser
Creí conocerme pero fue un error
A veces la lógica es muy cómica y tiene una idea mejor
Aunque crees que tú de ese agua nunca jamás beberás
Te despertarás un día y querrás volver hacia atrás
Dar lo bueno por hecho y ofuscarme con lo negativo
Llegué a tocar techo a pesar de estar hundido
Y es que el pesimismo es adictivo, siempre es el mismo castigo
Es solo un espejismo, amigo, déjame que hable contigo
Sé que lloraste bajo la ducha
Y que cuando se habla uno a sí mismo, nunca se escucha
Que tú siempre has estado cuando te han necesitado
Pero te has ahogado solo cuando has pasado un mal trago
Es en esos momentos en los que descubres a los verdaderos amigos
Que, en realidad, valen la pena
Y aunque hierva por dentro, en esas situaciones
Acabas poniendo un muro y tu corazón se congela
Y compungido lo lancé y se rompió en tantos pedazos
Que no fue posible recogerlos ni con mil abrazos
Creí que lo correcto era nadar con la corriente
Pero en su defecto aprendí cómo hacerle frente
Pero no siempre fui autosuficiente
La opinión de la gente a mí me hundía y me hacían sentir diferente
Y cuanto menos me importaba, más libre me sentía
Y mi mente volaba al convertirlo todo en poesía
Hubo un click en el que cambió toda mi perspectiva
Decidí dejar de creerme mis propias mentiras
Entonces me miré al espejo, me grité: "¡despierta!"
"Nadie va a venir a tocar a tu puerta"
Déjame hablar contigo - Lytos
https://www.youtube.com/watch?v=yu6o1zGnvVU