En más de una ocasión me ha pasado de estar tan cansada o estresada que he llegado a hacer cosas de forma automática sin tener conciencia de ello. Por ejemplo, me olvidaba donde había dejado las llaves, mi celular, o de si ya había tirado la basura.
Cuando nuestros niveles de estrés aumentan, nuestro cuerpo comienza a producir diversas hormonas y adopta un sentido de alerta rígido que nos protege ante dicha amenaza.
A grandes rasgos, el cuerpo interpreta que estamos en una situación de peligro, ya sea física o emocional, y se prepara para erradicar la amenaza, que puede ser real o imaginaria. Por un lado, nuestro cerebro comienza la producción de neuropsina, una proteína que pone en marcha diferentes reacciones químicas. Entre ellas, las glándulas suprarrenales. Éstas comienzan a segregar adrenalina y noradrenalina, las cuales aumentan nuestro ritmo cardíaco y nuestra presión arterial, aceleran nuestra respiración, e incrementan los niveles de azúcar en sangre, segregando cortisol, ya que considera que consumiremos más glucosa de lo común. Al dedicar más energía a estas segregaciones urgentes nuestro sistema inmune recibe menos atención, por lo que nuestras defensas bajan y nos hacen más propensos a contraer enfermedades. La aceleración de nuestra respiración tampoco es beneficiosa, ya que a la larga los pulmones se fatigan provocando una respiración entrecortada. La mala administración del oxígeno produce sensaciones de fatiga, déficit de la memoria, acidosis del pH en sangre, angustia, depresión, etc. El aumento de nuestra presión sanguínea y ritmo cardíaco intencionan la llegada de sangre oxigenada a nuestros músculos para una respuesta motora urgente. Éstos se encuentran tensionados y listos para tomar acción, dando lugar a contracturas, malas posturas, dolores, mayor riesgo de sufrir lesiones, etc. Al dedicar más sangre oxigenada a los músculos otras partes de nuestro cuerpo comienzan a recibir menos, Tal es así con la piel, por ejemplo, produciendo acné, sequedad, picores, psoriasis, etc.
En fin, nuestro cuerpo sufre diversas alteraciones a causa de nuestros niveles mentales y emocionales. Entramos en un sentido de alerta que incluso agudiza nuestros sentidos para una mayor protección. Un exceso innecesario de todas estas funciones puede derivar en malestares y agotamientos emocionales, físicos y hasta psicológicos.
Es claro entonces que, cuando nuestro cuerpo interpreta la presencia de una amenaza, hace todo lo posible para protegernos. Tal es así que, además de no tener voz ni voto en la estrategia de defensa que toma, muchas veces ni enterados estamos de lo que sucede a nivel interno. Esto sucede constantemente en nuestras vidas diarias. Nuestro cuerpo funciona automáticamente y de forma natural sin nuestro consentimiento, incluso, sin nuestra conciencia. Ahora imaginemos, la inmensidad de cosas que suceden en nuestro al rededor y en nuestro interior sin ser capaces de percibirlo. El piloto automático no funciona únicamente cuando estamos estresados o depresivos, sucede en infinitas áreas de forma constante y cíclica segundo a segundo. Todo aquello que hacemos y pensamos inconscientemente es considerado, piloto automático. Para poder salir de este estado y poder tomar control del mismo, es necesario tomar conciencia del mismo. Diferentes estudios comprueban que utilizamos entre un 8-10% de nuestro cerebro únicamente, pero ¿qué pasa con todo el otro 90-92%? Freud lo explicaba con la representación del iceberg, y lo dividía en 3. La parte por encima de la superficie (la conciencia, lo que vemos y sabemos que existe), lo que le sigue por debajo de la superficie (pre conciencia, lo que podemos ver a simple vista si nos esforzamos) y la continuación del mismo (el inconsciente, todo aquello que le sigue al iceberg pero escapa de nuestras capacidades sensoriales). Por lo tanto, en ese 8-10% que utilizamos se encuentran la conciencia y la pre conciencia. Cuando hablamos de conciencia o de estar conscientes, nos referimos a lo que estamos haciendo en este preciso instante. Sabemos y conocemos lo que estamos diciendo, haciendo o percibiendo sensorial o emocionalmente, y seremos responsables de las consecuencias que acontezcan. Ser conscientes es sinónimo de estar despierto o lúcido, ser reflexivos, ser sensatos con nuestros juicios de valor y responsables de nuestras acciones y consecuencias. En cambio la pre conciencia, es todo aquel conocimiento que ya existe en nuestra mente, y que mediante un esfuerzo le damos luz. Es decir, recordar algo, traer un conocimiento o idea previamente adquirido a la conciencia. A diferencia, el inconsciente, es todo el porcentaje restante. Es toda aquella información que existe en nuestra mente, la cual desconocemos, muchas veces por el resto de nuestras vidas. El inconsciente es el encargado de recibir y almacenar todos los estímulos que nos suceden minuto a minuto, los cuales no tienen relevancia suficiente como para ser filtrados por la pequeña rendija de la conciencia. Recordemos que no tiene tanta capacidad de manifestación como el inconsciente.
Cuando dormimos, el inconsciente se encarga de recopilar toda la información obtenida y eliminar lo que considera poco relevante, nuevamente, sin nuestro consentimiento. Ahora bien, al momento de actuar (ya sea hablar, comer, movernos, etc), nuestro cuerpo y mente realizan un procedimiento de comunicación mutua, donde toda nuestra mente participa. El riesgo de desconocer la mayor parte de nuestra mente es, en primer lugar, caer en la ilusión de que nosotros controlamos nuestras acciones y consecuencias, y segundo que, muchas veces desconocemos las razones por las cuales hicimos lo que hicimos. El desconocer la estructura de la misma, nos limita a tomar responsabilidad sobre nuestras acciones y nos hace vivir en un estado automático la mayor parte del tiempo. Ya que, más de la mitad de las cosas que hacemos, desconocemos realmente su por qué. Si conociéramos más nuestro inconsciente, si pudiéramos disminuir su área y aumentar la de la conciencia en su lugar, cada vez nos haríamos más dueños de nuestras acciones, y de nuestras vidas.
Conocer nuestro inconsciente es posible, de hecho éste intenta mostrarse constantemente. Tres de los actos más comunes son los sueños, los actos fallidos y los lapsus lingüísticos. Los actos fallidos son aquellas acciones contrarias a la intención consciente. Por ejemplo, quedarnos profundamente dormidos para no asistir a un evento al cual no queríamos ir, o para no recibir esa llamada que no queríamos responder. A diferencia de los lapsus lingüísticos, que hacen referencia a confundir una palabra por otra. También se conocen como equivocaciones por descuidos a la hora de hablar. Estas acciones son pequeñas rendijas que encuentra nuestro inconsciente para filtrarse a la conciencia. Pero existen otras formas también, como por ejemplo, la meditación. La meditación es el acto de observar nuestro interior, de observar lo que sucede y lo que nuestro cuerpo intenta transmitirnos. Cada síntoma o reacción es desencadenado por una razón, indagar la causa que lo dispara es interiorizar en nuestro ser, en nuestro inconsciente. Cuanto más cuestionamos y buscamos las respuestas dentro nuestro, mayor comienza a ser la conciencia y menor el misterio del inconsciente. Una persona iluminada, un sabio, un Buda, es una persona despierta; es aquella que expandió sus niveles de conciencia, que comprendió el por qué de sus respuestas automáticas, y pudo recuperar el control sobre sus propios actos y consecuencias, convirtiéndose así en un ser responsable, auténtico y consciente de estar vivo.
A veces es el dolor
Lo que te hace sentir vivo
Cuando pierdes el control
Y solo puedes gritar
Y aunque sé que adentro hay más
Solo quiero desconectarme y dejar de llorar
A veces me siento tan vacío
Al estar lleno de nada
Tenerlo todo y aun así no encontrar lo que buscaba
Cansado de empapar la almohada
Y de fingir que estoy mejor al despertar de mal
Por las mañanas
Llámame loco pero es lo siento
Adentro hay cientos de fragmentos
Cientos vagando en mi pensamiento y aunque lo intento
No lo entiendo y tiendo a soñar despierto
Y a pensar durmiendo
A veces quisiera arráncame el corazón
Porque sé que dolería menos que latiendo
Y aunque quiera creer en la razón, sé que está mintiendo
Porque peor mucho que ella piense, yo lo estoy sintiendo
Y es que es ilógico, parece que se me va la cabeza
Busco la felicidad mientras escribo esta tristeza
Pero siempre preferí el sabor de una lágrima
Que mentirle a mis latidos y no poder pasar pagina
A veces es el dolor
Lo que te hace sentir vivo
Cuando pierdes el control
Y solo puedes gritar
Y aunque sé que adentro hay más
Solo quiero desconectarme y dejar de llorar
A veces me siento cansado de estar cansado
De ser esclavo de esta vida que aún no se en que lo consiste
Y te cuento un chiste, todos vivimos preocupado de un pasado
Que se fue y de un futuro que aún no existe
Y yo no paro de dar vueltas y vueltas y vueltas.
Estoy tan mareado, vomitando heridas muertas
Pero soy de esas personas que aprende de la tormenta
Y escriben con sangre, lo que siente en su libreta
A veces soy solo un poeta en su escritorio
Que se come lo de dentro y deja intacto el envoltorio
Al escribir me voy quitando esas prendas tan negativas
Y he aprendido que la desnudez puede estar bien vestida
Que me queman tanto esas caricias frías
Y en ocasiones me congela el calor del abrazo de un extraño
Me jode tanto llorar de alegría
Pero tener que sonreír de con falsedad por miedo a hacernos daño
Extraño ser un niño y soñar con poder volar
Aun con miedo a las alturas, lograr saltar sin pensar
Nunca más dudar de mí, ni temer hacerme viejo
Y dejar de verte a ti cuando me miro al espejo
No quiero ser el reflejo de esta sociedad podrida
Donde lloran por tu muerte los que te ahogaron en vida
Me niego a que un ciego me dé
Lecciones de como ver encajar en este puzzle
Que nunca logre entender porque
A veces es el dolor
Lo que te hace sentir vivo
Cuando pierdes el control
Y solo puedes gritar
Y aunque sé que adentro hay más
Solo quiero desconectarme y dejar de llorar
Y aunque a veces estés solo aunque este rodeados de gente
Está bien de no estar bien y es que eso te hará mas fuerte
Yo conseguí encontrarme cuando estaba más perdido
Y fue al borde de la muerte cuando pude apreciar lo que realmente
Significa estar vivo
Entender - Lytos
https://www.youtube.com/watch?v=mmTDQaNMIQs
