En este último año he logrado convertir, casi totalmente, el concepto de "casualidad" a "sincronicidad". Ya no observo los acontecimientos que me suceden como algo aleatorio, sino como algo consecuente a una cosa previa. He comprendido que cada efecto tiene su causa, y que cada causa tiene su efecto. Por lo tanto, somos capaces de prever todo aquello que pueda suceder, siempre y cuando, seamos conscientes de lo que hagamos. Esto comienza a generar la sensación de poder adelantarnos a los hechos y "controlarlos" de antemano.
Ojalá fuese tan sencillo como suena ¿no? La frase del "dicho al hecho hay un largo trecho", aplica perfectamente acá. Sólo basta con observar, con objetividad y distancia, cómo nos manejamos en el día a día, pero es vital no hacerlo desde el ego, sino trascenderlo. Esa es la parte complicada, pero divertida también. La autoexploración.
Ayer, en varias conversaciones durante el día y la noche, me preguntaron en dónde o de qué trabajaba. Noté mi incomodidad ante no saber bien que responder. Puedo decir que en estas últimas dos semanas estuve en transición de un trabajo a otro, contemplando opciones, pero sobre todo, escuchando lo que mi cuerpo me decía sobre lo que mi verdadero valor personal significa. Hasta hace dos semanas trabajaba en un lugar donde mi cuerpo y mi energía lo rechazaban, pero mi mente, repleta de responsabilidades y miedos, no me permitía soltar. Tal fue ese conflicto interno entre lo que mi mente dictaba y lo que me cuerpo me comunicaba, que en plena jornada empecé a sentir nauseas al punto de tener que irme. Esto me trajo mucha claridad al momento de cuestionarme qué no quería para mí. La semana siguiente, tuve la oportunidad de volver a uno de los lugares en los que más me gusta estar, y encima, poder pintar y decorar libremente. Un gran amanecer en mi interior. Gracias al haberme escuchado y comprendido el mensaje de mi cuerpo, pude soltar el trabajo anterior y hacer espacio para este nuevo, que sí me hacía bien, en muchos sentidos. Mi vibración volvió a elevarse, permitiéndome volver a observar mi camino y recorrido desde una perspectiva más amplia. Al cobrar distancia y claridad pude adentrarme en muchos otros cuestionamientos. Nombré a la primer semana como "la semana dónde reconozco lo que no quiero y suelto más allá de la incomodidad e inestabilidad" y a la segunda como "la semana dónde, gracias al haber sido valiente y traspasar los miedos de mi mente (ego) elevando mi vibración, puedo reconocer que cosas sí quiero y el valor que eso tiene".
Respondiendo entonces a la pregunta ¿y vos dónde trabajas? respondo, en mí.
Es en único lugar seguro que sé que siempre tengo algo para hacer, que nadie puede despedirme y que yo soy mi propia jefe. Dos personas diferentes, ante mi respuesta, me contestaron "ah, bueno... pero me refiero económicamente", automáticamente siento otra incomodidad, pero esta vez un tanto más caliente interiormente, y me surgen dos preguntas ¿por qué siempre al momento de hablar de "trabajo" a lo "único que nos referimos" es cuánto es el rédito económico? y ¿por qué tenemos la creencia de que trabajar en nosotros (y no para nosotros) no nos va a dar la economía que buscamos y merecemos?
Nuestro tiempo y energía son lo que valen. La abundancia requiere comprensión, no sólo entendimiento. Comprender algo es, afirmarlo e incorporarlo en tu configuración mental, gracias al sentimiento y a la sensación generada, a través de una experiencia previa.
¿cuánto vale tu tiempo y tu energía? ¿lo sabés? ¿es fijo? ¿puede cambiar? ¿por qué otros pueden ponerte ese valor y vos mismo no? ¿en que varía ese valor de los otros sobre nosotros? Si hay personas que pueden comprender que tu tiempo y energía valen tanto, ¿por qué no podés verlo vos mismo? ¿crees que esa cifra es adecuada o podría ser un poco más?
Todavía son muchas las preguntas que me quedan, pero a la vez, también son muchas las que logré responder y reformular. Comprendí que el trabajo más importante está en mí, en mantener mi vibración elevada y para eso debo limitarme a hacer, únicamente, cosas que me hagan bien, a escucharme, a respetarme, y sobre todo, a ser un buen espejo para todo aquel que se refleje en mí. Que si tanto predico que "debemos vibrar en la abundancia", que "debemos soltar los miedos a lo desconocido", que "debemos incrementar nuestra fe y gratitud", debo ser coherente conmigo misma y hacerlo.
Si uno hace lo que le gusta, trabaja a favor de su propia alma, sin certeza alguna pero con mucho coraje y valentía, la vida responde, y eso, es vibrar en la abundancia.
Lo único que vale es el presente, bastante trillada la frase, puede ser, pero te invito a releerla y observar que sensación te genera, qué resuena en ti, y qué no. Pareciera que viviéramos siempre para el futuro, para lo que queremos ser mañana o el mes que viene, olvidándonos de que hoy estás siendo, hoy SOS. En cada conversación, en cada actividad que hagas, en cada palabra que uses, vas a estar dejándole algo a otro, es preciso que seamos impecables con las cosas que hacemos, porque al final del día, eso es lo que fuimos.
Cerrando este post quiero compartirles dos grandes preguntas que me hicieron culminando mi noche de ayer, ¿cómo podés confirmar que lo que estás haciendo está bien? y ¿qué consejo le darías a alguien que, está en la misma búsqueda personal, pero aún carece de herramientas básicas para poder empezar a caminar? Creo que ambas van de la mano, y que más allá de lo que yo piense o diga, cada cuál debe responderse a sí mismo. Cada uno tiene sus propias respuestas dentro; todos tenemos sabiduría interior, todos conocemos la sensación de certeza, de ese SÍ interno que te impulsa y llena de valentía, que trasciende a nuestro ego, a nuestra personalidad. Y ese es, justamente, nuestro trabajo, encontrar el camino para acceder a ella. Una vez allí comprenderemos que esa sabiduría interna, de alguna manera, es la misma que la sabiduría interna del otro, por lo tanto, existe algo único en cada uno pero semejante a la vez. Eso demostrará que trascendimos al ego, porque ya no es únicamente tuyo o del otro, sino de ambos, es esa sensación que dice "claro! uno con el todo!"
Y esa sensación, tan esporádica e instantánea, es la que nos confirma que
"todo está bien" "estás haciendo las cosas perfectamente" "aconsejar sólo transmite una sensación de soberbia y verdad absoluta, desmereciendo la propia capacidad del otro en encontrar sus propias respuestas; creyendo ilusamente que, uno mismo sabe la mejor forma para manejar una vida ajena" "si queremos ayudar a otro debemos apoyar y alentar su propia búsqueda interior, fomentando la confianza en sus propias decisiones, acompañando su proceso, compartiendo nuestras experiencias y aprendizajes, intercambiando herramientas que podrán ayudarlo o no; no hay certeza de que lo que haya funcionado para ti funcione para los demás, ni viceversa" "tus consejos son únicamente válidos para ti, solamente tú puedes saber cuál es la mejor decisión. No busques confirmación afuera para sacarte responsabilidad, ya sabes cuál es la respuesta, ya sabes exactamente que debes hacer, solo resta ser valiente y asumirlo, actuar en coherencia y con mucha fe y amor. Sabes que esa es la fórmula, no te vas a equivocar, lo vas a hacer perfecto, y la vida te lo va a agradecer y demostrar."
Muchas gracias.
Gracias a vos por haber leído todo, gracias a los que me regalaron tantos cuestionamientos y reflexiones, gracias a los que siempre están ahí cuando tantas preguntas nublan mi juicio y no actúo desde el amor (y me equivoco), gracias a los que me muestran el camino de vuelta, con amor, con contención, con preguntas, y no desde la imposición o el control, gracias a los que me aman y abrazan a diario, y sobre todo, a los que lo hacen cuando más lo necesito y menos creo merecerlo, gracias a la vida por recordarme la abundancia en cada pequeño detalle, por recordarme que el presente es lo más importante, que es un regalo frágil y que hay cuidarlo mucho y regalarle toda nuestra atención.
Gracias a mí, por permitirme amar mis procesos, mis tiempos, darle lugar a todos esos sentimientos que me desagradan, por mi valentía, por animarme a caminar en la incomodidad, por desafiarme y fortalecerme en el proceso, por dedicarme tiempo, atención amor, comprensión, por hablarme con respeto y tolerancia, decirme cosas lindas, por permitirme ser y amarme tal cual soy, por tener la voluntad de sentarme a escribir lo que siento, para poder reconocerlo y confiar en el valor que tiene, de sentir que al compartirlo, aunque sea a UNA persona, le va a resonar y hacer bien.
Escribir esto es amarme a mí misma, es darle voz a mi interior, es escucharme y valorarme. Compartirlo es expandir ese amor, y si encima beneficia a alguien, ese amor se multiplica. Y eso, para mí, es lo único que vale al final del día.
