Ya son varios los años en los que me dedico a expandir mi conciencia como los territorios conocidos.

En mi adolescencia me topé con la frase "si estuviéramos hechos para quedarnos en un solo lugar, tendríamos raíces en lugar de pies," Fue de las primeras veces que sentí un escalofrío que recorría todo mi cuerpo, y la presencia de una vocecita que me alentaba a más. Así fue que comprendí que, en cuanto pudiera iba a irme a donde pudiera, a hacer lo que surgiera, sola o acompañada; todos los cómos eran secundarios. Si bien nunca tuve muy claro qué era esta sensación, que recorría mi ser, siempre tuve la certeza de que era algo bueno y que tenía que hacerlo; y así fue.
Cuando imaginaba el cómo sería conocer otras personas, sus culturas, aprender diferentes idiomas, vivir nuevas y apasionantes experiencias cada día, un fuego se encendía en mi interior; me empecé a hacer adicta a estas sensaciones.
Así fue que, con un sentimiento que pocos lograban comprender, que mismo yo no sabía explicar de dónde venía o que significaba, un día, al fin, tomé la decisión que cambió mi vida, de forma positiva y en línea vertical hacia arriba.
Como todo en la vida es a consecuencia de otra cosa anterior, así lo fue para mí también. Después de tener un año difícil en cuanto a aprendizajes continuos y golpes de la vida, los cuales nos hacen recapacitar y madurar a una velocidad inesperada, fue que el conocer el lado oscuro de las emociones, ese lugar frío y solitario al que nadie quiere llegar pero bastante difícil es salir, comprendí que era momento de generar cambios. Que no existe nadie, además de mí misma, capaz de ayudarme a comprender y convertir mis emociones de forma constructiva. Si bien la ayuda siempre estuvo, tanto de mi familia y amigos como profesional, entendí que si yo no asumía mi responsabilidad en este juego, nadie lo podría hacer.
Siguiendo con la línea de pensamiento, afirmé que la combinación de nuestros pensamientos y las emociones subyacentes, son quienes nos llevan a tomar acción, a generar hábitos, los cuales serán los encargados de crear nuestro nuevo concepto de realidad.
Explico todo esto, con el fin de comprender algo que, a mí personalmente, me llevó años asumir; dejemos de justificar tanto lo que queremos hacer o dejar de hacer, únicamente nosotros mismos sabemos que sentimientos refleja cada acción y seremos quienes asumamos las consecuencias luego.
Sé que no soy la única persona que ha experimentado estos sentimientos de querer explorar territorios nuevos, esa necesidad de tomar distancia de todo y todos, cambiando el ambiente, la cultura, la gente. Como también sé que, la decisión entre el SI y el NO a ir por lo que uno quiere y sueña, está directamente relacionado con lo que piensan los demás. Nos lleva años, y con suerte, comprender que nadie, además de nosotros, puede tomar esta decisión, y sobre todo, sabe si nos vamos a equivocar o no. Nadie, más que uno mismo, puede saber que cosas es capaz o no de hacer, incluso nosotros mismos podemos sorprendernos. La lucha con los prejuicios externos es algo que existió desde siempre y, de seguro, lo vaya a seguir haciendo. Lo importante es aprender a mediar el grado de importancia que les otorgamos. Quiero aclarar que, no necesariamente estos prejuicios son con malas intenciones, sino muchas veces, todo lo contrario. El hecho de querer proteger y cuidar al otro nos hace creer que podremos librarlo de alguna posible futura desgracia; y esto no es real. Como me pasó puntualmente con el tema de los viajes, también me ha pasado en diferentes situaciones, pero el hecho de querer arriesgar sin planificación previa, pone nervioso a nuestro entorno, al no comprenderlo o ver su potencialidad, tiende a cuestionarlo y desestimarlo. Esto automáticamente, genera una desilusión y rendición en nosotros. Podemos tomarlo como una fortaleza o como una lucha incansable de recibir la aceptación esperada, antes de emprender.
Ya es momento de comprender y asumir el hecho de que, somos energía, todo a nuestro alrededor lo es. Por lo tanto, nuestra respiración, nuestras palabras y pensamientos también lo son. Conclusión: debemos ser conscientes y responsables sobre ellos también. Todo lo que escuchamos y percibimos a través de nuestros sentidos es información, que luego nuestro cerebro de forma perfectamente mecánica recopila y unifica, dando surgimiento a las creencias.
Nuestro cerebro funciona a través de ondas cerebrales, impulsos nerviosos que transmiten información de un lado a otro. Estas ondas generan una base sólida de conocimientos y conceptos diversos, los cuales dan paso a la creación de pensamientos e ideas. Así mismo, cada pensamiento está estrechamente relacionado con una emoción, ya que son infinitas las redes neuronales que se conectan entre sí.
Si existe una particularidad en cuanto a las emociones y sentimientos, es su variabilidad. No son estáticas, sino que están relacionadas al pensamiento que exista anteriormente.
Es por esto que existen diferentes estudios hoy en día que confirman la importancia de ser conscientes sobre nuestros pensamientos primeramente, tales como el PNL (programa neurolingüístico), la BNE (bioneuroemoción), entre otros.
Está comprobado que, cada uno es creador de su propia realidad y que nuestras creencias y pensamientos son los escultores profesionales. Si bien, en el mundo existen otro tanto de personas, las cuales no podemos interferir en sus propios procesos de crecimiento y concientización, las probabilidades de que algo "malo" nos sucede son mayores. Lo que tampoco es correcto del todo; vivimos y existimos a través de leyes universales, una de ellas nos habla sobre la ley de atracción. Por lo tanto, si yo no vibro en frecuencias bajas, ni creo en este tipo de posibilidades, ninguna desgracia va a ser atraída hacia mí. Es tan fácil y complejo como suena.
Aquellas personas que puedan pensar, "ah, yo no ando por la vida pensando en que algo malo puede sucederme, pero de hecho me pasó tal cosa". Suceden dos cosas en esa respuesta, a mí entender. La primera es que las creencias y las vibraciones funcionan de formas muy sutiles e inconscientes; por lo que si suceden, existe una verdadera necesidad de indagar aún más interiormente. Y la segunda, es la perspectiva con la que asumimos la situación. Podemos observarla como una desgracia, y de hecho así lo sentiremos, o como un aprendizaje y una oportunidad para indagar qué sucede en nuestro campo áurico y niveles inconscientes que atrajo tal suceso.
Como dije al principio, llevo años incursionando en el sin fin de mi psique, tratando de comprender mis patrones reiterativos, mis reacciones negativas o destructivas, la relación entre mis pensamientos y emociones, entre otros. Y hoy logré comprender que, toda mi vida, en mayor o menor medida intenté justificar mis actos ante otros, con la necesidad de ser aceptada y comprendida, utilizándolo como excusa para no arriesgar e ir por lo que de verdad soñaba. Esta necesidad es totalmente ilusoria y egoísta. El pretender que todos me acepten y comprendan, me hace esperar que los otros piensen y, con suerte hasta actúen como yo, sin contemplar sus propias creencias, miedos, sentimientos, etc.
Hoy comprendo que, esa necesidad ya no la quiero en mí, y que solo yo puedo revertirla. Con el hecho de comprender su origen y asumiendo que, no es una actitud positiva hacia los demás ni conmigo misma, reconstruyo mi pensamiento, y recreo una nueva creencia al respecto. El hecho de escribir y compartir lo que pienso, refleja mi vulnerabilidad a mostrar lo que siento también. Ese es el verdadero poder del artista, ser fuerte ante la manifestación de su vulnerabilidad.
Así que, después de tantos años de sentirme culpable por querer viajar, por querer irme lejos de lo conocido y de mis seres queridos, por no estar para las fechas importantes, por no estar cumpliendo las expectativas de los demás, por sentir que la estaba "pasando demasiado bien" y "debería estar haciendo algo productivo o que genere ingresos", por miedo a los prejuicios y a mostrarme tal cual quiero y decido ser, HOY me permito brillar, aportar y fomentar la concientización. Asumo mi responsabilidad al tomar el mando de mi vida, asumiendo las consecuencias, de forma madura y consciente, que el tomar acción a través de los instintos de mi alma, me pueda traer. Suelto la necesidad de querer justificarme ante los demás y que, su aceptación limite o determine mi accionar. Comprendiendo que esa necesidad, además de ser ilusoria y egoísta, significa no querer asumir mis miedos y no tener "a quién culpar" si algo no sucede como esperaba. Ser conscientes significa ser libres, al mismo tiempo que responsables y creadores de nuestro destino.
Somos responsables de las consecuencias de nuestros actos tanto como de los "no actos". Así mismo la vida puede jugar sus cartas, pero seguimos siendo nosotros mismos quienes tenemos el libre albedrío de decidir cómo enfrentar la situación. Vivimos en un mundo dual, donde siempre, SIEMPRE existe más de una posibilidad, sobre todo, cuando seremos nosotros quienes la crearemos. Comprender que tenemos el derecho y el deber de hacernos cargo de nuestros actos es esencial.
EL CONOCERSE A UNO MISMO ES UN CAMINO DE IDA, Y LA RECOMPENSA ES SER FELIZ A CADA PASO.
Gracias, feliz viaje de autoconocimiento.